El pasado 12 de abril se conoció que el gobierno nacional, en cabeza del presidente Iván Duque, reglamentó la fumigación con glifosato, después de estar suspendida por orden de la Corte Suprema, debido a los daños en la salud que podría estar ocasionando este químico en los pobladores de las regiones asperjadas, como en cultivos lícitos, animales y contaminación en las fuentes hídricas.
El gobierno sostiene que la aspersión del químico es necesario para disminuir el cultivo de esta planta, y que no se puede dejar que los criminales sigan talando los bosques y contaminando nuestros ríos mientras el gobierno está con las manos cruzadas.
Pero... ¿asperjar con glifosato es la mejor opción?
NO.
Los campesinos saben que la siembra de esta planta no es la mejor opción, viéndolo desde el punto de vista legal, pero tienen la certeza que no cultivarán a pérdida, como si pasa con otro tipo de plantaciones, ya que las bandas criminales dan los insumos, recogen la mercancía, cuidan las zonas sembradas y pagan bien, mientras que con los otros cultivos a los pobladores de estas áreas rurales les toca encargarse de todo el proceso, esto sin contar que en la mayoría de los casos las vías están destruidas y en las temporadas de lluvia, los carros duran atascados varios días, donde las cosechas se pierden.
En las reuniones que han tenido los campesinos con el gobierno le han aclarado que ellos no son criminales, y que para que puedan pasarse a la legalidad necesitan mejora en sus condiciones de vida y presencia permanente del Estado. Que no sea solo ad portas de elecciones.
Esperemos que el gobierno les ponga atención a los campesinos y no les distribuya veneno.
