Respetando la línea editorial de cada medio de comunicación,
ya es algo indignante ver como los periodistas se matan para ver cómo fue
cualquier accidente, en este caso aéreo, para así captar más público.
En el tan conocido caso de Omaira, en Armero, no se fueron
las cámaras del lugar hasta que la niña falleció, y le tomaban las cosas muy
personales en las que nadie quisiera que el resto del mundo se entere, como
cuando dormía o se quejaba de dolor.
En las bombas de Escobar y en las tantas que se han puesto
en el país, les preguntaban a las víctimas o a sus familiares como fueron los
hechos, y la famosa pregunta, ¿Qué se siente?
¿Qué va a sentir una persona que perdió un familiar? O ¿que
lo tiene desaparecido, o que no sabe si está vivo o muerto?
Desde la universidad nos dicen que hay que apartarse de las
historias para que estas no lo toquen a uno, pero esto ya es el colmo.
Ahora, están sacando notas en todos los medios del drama y
el heroísmo de María Nelly, quien sobrevivió a un accidente aéreo con su hija
de brazos en el departamento del Chocó. Pero ¿Después qué?
Dentro de unas dos semanas el tema pasará a segundo plano y
la señora María Nelly quedará en el olvido. Y las señora, con su hija volverán
a la vida de antes, porque esta porno visibilización no sirve de nada más que
para aumentar el tiraje de los periódicos.