Es triste ver como las personas que ayudan a las comunidades apartadas a salir adelante con emprendimientos, educación y cultura, van quedando bajo tierra por la ambición de los grupos ilegales y la falta de interés y de seguridad que les brinda el Estado Colombiano.
El primer líder social asesinado fue Gonzalo Cardona, quien era integrante de la Reserva ProAves Loros Andinos, ubicada entre el Tolima y Quindío. Pero él no es el único.
En lo que va corrido del año han sido asesinados 11 líderes sociales en diferentes regiones del territorio nacional según Camilo González, director de INDEPAZ.
Pero esta problemática esconde mucho más. Estas regiones desde hace un buen tiempo han estado en manos de grupos al margen de la ley, las cuales amenazan a campesinos con el fin que cultiven droga.
El Estado ha sido incapaz de infiltrar estas organizaciones y cree que con unos consejos comunitarios o con el programa de “Prevención y Acción” queda cubierto su territorio y todos quedan contentos.
Pero el presidente no ve la problemática que se esconde mucho más allá del covid. Si en las principales ciudades nos es difícil a algunos, vivir con las restricciones, en el campo es mucho más, porque además de las limitaciones que ponen los mandatarios, los líderes sociales, y en general todos los campesinos, viven con miedo porque los quieren matar o los obligaron a cultivar coca.
Esperamos que Iván Duque se ponga pilas con esto, y que las inversiones en alimentación, dinero y seguridad no lleguen únicamente a quienes le dieron votos.
