viernes, 16 de octubre de 2020

Feria de referendos

 


El ex presidente Uribe, en su primera declaración en libertad, sorprendió al país con la iniciativa de hacer un referendo el próximo año para, según dijo, derogar la JEP, reformar la justicia, reducir el tamaño del Congreso, reducir el salario de los legisladores y la ampliación del programa de ingreso solidario.

Días después salió el congresista Rodrigo Lara, del parido Cambio Radical, a proponer un contra-referendo, el cual le hiciera contrapeso al propuesto por el líder natural del partido Centro Democrático. En esta segunda propuesta estarían incluidas preguntas relacionadas con una renta básica para los sectores menos favorecidos, la extensión del subsidio a la nómina de las microempresas, la creación de un programa público excepcional de empleo, el fortalecimiento de la universidad pública y apoyo financiero a los deudores del ICETEX, la prohibición de las sesiones virtuales del congreso y la reducción del salario de los congresistas.  

El 15 de octubre salió también el congresista del Partido de la U, Roy Barreras, a anunciar su retiro de la colectividad, y no del Congreso. En su comunicado, difundido por medios de comunicación, anunció un referendo. En éste, el congresista propone la revocatoria del mandato del presidente Iván Duque, cosa que hasta el momento no se puede hacer por este mecanismo democrático, la creación de un salario básico universal, una pensión universal y educación universitaria pública gratuita.

Estas son las tres propuestas que hasta el momento están sobre la mesa para que las personas decidan sobre los temas que más le interesan, pero… ¿es necesario el referendo?

Personalmente, me parece que los políticos que proponen esta alternativa, lo último que les interesa es el resultado que den estas consultas, además que en casos como el referendo contra la corrupción promovido por congresistas del Partido Verde no pasó el umbral del 25% del censo electoral que necesita cada una de estas consultas.

Lo importante aquí para ellos es ver el poder que tienen sus partidos, y por ende sus candidatos para las elecciones presidenciales, de congreso y locales que se avecinan, y así poder hacer estrategias para captar más adeptos a sus propuestas.

Decisiones como estas las pueden tomar en el congreso si se lo proponen, pero por falta de interés para discutirlas con sus contradictores no han podido pasarlas.

Además, propuestas tan peligrosas como la derogación de la JEP, Justicia Especial de Paz, no debe dejársele al pueblo, ignorante en muchos casos de las situaciones internas que aquí se discuten. Porque si esta pasa es peligroso que los hoy exguerrilleros regresen al monte.  Ni tampoco situaciones como la educación universitaria gratuita, ya que para llevar esta propuesta a la realidad es necesario que el Estado apruebe un presupuesto para el pago de todos los funcionarios que les darán estas clases de calidad a los estudiantes.

No caigamos en el juego que los políticos plantean. Exijámosles resultados.