Es lamentable el discurso que dio el presidente del Senado
de la República, el “Honorable” Ernesto Macías, el 7 de agosto en la posesión del
presidente Iván Duque, frente a personajes nacionales y cuerpos diplomáticos.
No son las palabras que dijo en el discurso, aunque no
comparto sus cifras, sino el momento y el lugar en las que lo dijo.
Es muy diferente que lo haga, si se quiere, dentro del
congreso de la república o cualquiera de los eventos a los que son invitados los
congresistas, académicos y sociales. Pero lo dio en un escenario en el cual los
cuerpos diplomáticos estuvieron muy pendientes de lo que se decía y se callaba.
Con esto, el señor Macías le pone un poco más complicados
los primeros días de gobierno al señor Duque ¿Qué país va a querer que sus
empresas entren en un país donde el narcotráfico, los asesinatos, los
secuestros y la extorción, entre otros temas mencionados, están aumentando?
Pero según se vio ayer en la noche en Noticias Uno, el
senador Macías no está totalmente preocupado por el desarrollo del país como se
hizo ver en su discurso, sino en verle la cara a los santistas y sacarse la
espina al no entregarle la parte de la mermelada que supuestamente les
correspondía, y no hacerle caso en todas las sugerencias y ordenes que le daba
su jefe al gobierno, el ex presidente Álvaro Uribe.
Al señor Macías se le olvidó mencionar que su sensei Uribe
no fue capaz de firmar la paz con las farc y con el eln, sobreponiendo los intereses
personales a los intereses de todo un país que aún sufre su violencia.
Al final, se ve que los integrantes del partido del ex
presidente, el Centro Democrático, están cegados tras el poder que todavía
tiene en la población y no ven cómo hacer para quedarle mejor a su jefe, y así
les suelte una tajada.